Emplear los conocimientos de las propias comunidades para la prevención de problemas de salud y de otros males, para acceder a una vida de mayor bienestar, se plantea como una alternativa en el presente contexto social en el que males crónicos degenerativos, como la diabetes, minan la salud de muchas personas: mujeres, hombres, incluidos jóvenes y niños. En ese sentido, cobran mayor importancia los planteamientos que se hacen desde instituciones científicas como el Colegio de la Frontera Sur, desde San Cristóbal de Las Casas, en términos de que es necesario trabajar en papel de acompañante con las comunidades, en este caso con saQs principalmente, pues éstas son generadoras de conocimientos propios que se pueden aprovechar de una manera integral para la construcción de comunidades más saludables, además de que se puede hacer un buen uso de los entornos naturales no sólo para mejorar la alimentación con cultivos propios sino para ejercitarse. En Chiapas, en el sureste mexicano, hay esfuerzos, sin duda, como el del académico Gerardo González en Ecosur, quien trabaja en la formación de estudiantes con una visión de identificación de problemas y su atención desde una perspectiva de salud comunitaria, además de su acercamiento con las comunidades, pero un mayor impulso para que éstas generen respuestas con base en sus propios conocimientos favorecería el hecho de que salud es estar bien como persona, como comunidad; es decir, prevenir, por lo que salud comunitaria se traduciría en el buen vivir.


