Una selva baja y mediana de alrededor de 10 mil plantas y árboles constituyen un paraíso natural en el centro de Tuxtla Gutiérrez. Es el jardín botánico Dr. Faustino Miranda, fundado en 1949. Por Abenamar Sánchez Una palma de viajero flanquea, a pocos metros del acceso principal, el andador que lleva a conocer, con todas sus bifurcaciones, esta jungla en el centro de Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado de Chiapas. Es mediodía, trinan las aves, se oye el desplazamiento discreto de las iguanas, juega el viento entre los verdes y profusos follajes, crujen movimientos de insectos y lagartijas en el prolongado lecho de hojas secas. Aquí, en el llamado Jardín Botánico “Faustino Miranda”, se está en medio de selva baja y mediana y, ¡cuidado! –ha advertido la persona que está en la taquilla–: “No se salga de las vías”. Llega el camino a la primera bifurcación. Por un lado, se alzan árboles de unos treinta metros, gruesos, ornamentados y de anchas hojas, desde su base hasta sus ramificaciones. Del otro lado de la arboleda, que no es muy alta, entre sus ramas, va y viene una ardilla; confiada, roe un fruto. Se detiene; paciente, observa. Enfrente, una vegetación densa. Más allá, un espacio de descanso techado, con bancos y mesas de cemento. Y cerca, un árbol, de muchos años y tiempos forjados en sus raíces, se abre paso a sus anchas, y despliega su copa frente al hiriente sol de este día.

Este es uno de los diez mil árboles que forman parte de esta reserva natural de casi cuatro hectáreas y media creada en 1949 por el botánico Faustino Miranda, quien nació en Gijón, España y falleció en México. Miranda estudió la vegetación de Chiapas y plantó los árboles representativos, aquellos que no tenían dificultad en sobrevivir en las tierras de clima cálido subhúmedo, a unos 500 metros sobre el nivel del mar. Creó un paraíso natural con 700 especies de plantas y árboles, al margen del río Sabinal. Aquí se encuentran reunidos el árbol de huanacaxtle, la ceiba, el palo de brasil, el caoba, el cedro rojo, el huele de noche, el bambú, el huachipilín, el hule, el zapotillo, especies, entre otros, con trozos de muestra en el Museo botánico ubicado cercano al jardín. También están el bambú, las palmeras, las cactáceas y las plantas medicinales.

Destaca, además, una pequeña casa de arcilla y carrizo que domina un área denominado huerto zoque, en alusión a la cultura originaria de la ahora ciudad de Tuxtla Gutiérrez de casi un millón de habitantes. El Jardín Botánico “Faustino Miranda” es Chiapas con sus plantas y árboles en una porción del centro oriente de la ciudad, con su banco de semillas, sus dos viveros, uno de plantas originarias, y un estanque para peces. El río Sabinal lo limita y lo corta hacia el lado sur, donde las altas ramas dan cuenta de la hospitalidad que por las tardes y noches brindan a colonias de garzas. Libres de cualquier amenaza, en las primeras horas de esta tarde, en las aguas llanas y bajas de El Sabinal, unos peces se desplazan y buscan y rebuscan alimentos en el fondo, destellan de repente bajo el sol, mientras los que habitan en el estanque artificial que se abre paso entre los árboles, al interior del jardín, parecen disfrutar de la sombra. A unos pasos del estanque, una chachalaca picotea el suelo. Encima, en una rama, dos cenzontles aletean, se detienen y se persiguen. Cantan. La chachalaca, con sus delgadas y altas patas, da unas zancadas, se aleja, muda. No canta. “Pero el que haya bajado al suelo, dice mucho”, expresa un hombre viejo, quien lee presagios en el acto del ave: “pronto habrá lluvias”. –¿Cuándo? –Se oye la pregunta apremiada por la calor que oscila entre los 35 y 40 grados allá afuera. –En estos días, probablemente – responde el hombre, y calla. La chachalaca se ha elevado. Más allá, entre grandes árboles, sobre las hojas secas, pasa a velocidad una iguana. Se pierde en la espesura. En lo alto, se oye el ruido de ramas, hay movimientos: una grande y una pequeña, también iguanas, se acomodan. “Es lo que más hay”, expresa otra persona. Y en otro árbol, otro ejemplar, réptil de alta cresta y papada amplia, se muestra dueño de su espacio. Es su espacio en esta jungla en la ciudad.

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